jueves, 4 de marzo de 2010

Autobiografía breve para los que no me conocen:

“Nací un día, un mes y un año, a tal hora. Soy cordobesa y escribo. Ob-viamente, sexo femenino, adulta, más bien alta, nacida rubia, pero luego, por efectos de la oxidación y la innegable coquetería, las tinturas me transforma-ron en castaña rojiza. Ojos claros.
La historia me encuentra sentada en un hueco cavado en la tierra, y hay un libro entre mis manos. Es la imagen que tengo de mí misma en el exacto momento en que vislumbré el tremendo desafío que era la vida. Tenía ocho años. Apenas regresaba del colegio de las monjas, me quitaba el uniforme azul y me disponía a cumplir con el rito. Primero, tomar la merienda que me servía mi madre: enorme tazón de café con leche, acompañado por tostadas de pan untado con dulce y manteca. Luego, buscar el libro que estaba leyendo y co-rrer a sentarme en el hueco que mi fox-terrier había cavado en la tierra, debajo del ligustrino en el patio del fondo. Por un rato él me cedía el hueco a cambio de que le acariciara el lomo mientras le leía en voz alta uno que otro fragmen-to. Es decir, compartíamos el cubil y también la magia, que era como compar-tir la verdad y el tesoro… “.

Si te interesa, lo que sigue podés encontrarlo en la página 6 del suple-mento Temas de La Voz del Interior, publicado el domingo 30 de agosto de 2009.

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