lunes, 15 de marzo de 2010

Charla y cóctel


El festejo del Dia de la Mujer en el Auditorio del Colegio de Escribanos de Córdoba el lunes 8 de marzo de 2010, estuvo buenísimo. Sala llena. La oradora: Yo. Tema: Nosotras, la otra mitad de la historia. Debo haber dicho algo interesante, tal vez importante, porque en más de una ocasión me aplaudieron. Pero yo no quería contarles esto, sino del cóctel que se sirvió después, en el séptimo piso, donde queda el Restaurante, que tiene una vista espectacular sobre la parte más antigua de Córdoba. Pero tampoco quería hablarles de esa vista, sino propiamente del cóctel, que estuvo exquisito, abundante, principesco, digno de las escribanas que saben festejar en grande cuando se trata de un día que nos involucra de manera tan especial. Ahí tuve ocasión de conocer más de cerca a la Vice Presidenta de este Colegio, Escribana Alejandra Servidio, a muchas de sus colegas y puedo decir que todas quedamos encantadas con la fiesta y los brindis.

jueves, 4 de marzo de 2010




Novela finalista del Premio Planeta 2003, publicada por esa editorial en marzo de 2004


¨La pregunta me la hago a mi mismo, ¿existe el primogénito?.
Juan Bautista Pedro Ortiz de Rozas y Escurra es mi nombre, y nací con patente de anónimo. Muchacho desdibujado, hijo tímido de padre poderoso. Amante de la música, los perros, los caballos. Las mujeres. (...) Sólo cobro relieve jineteando airoso al frente de los desfiles, no porque me guste exhibirme, sino porque creo que así agrado a mi padre.
-¿Y ese quién es? -preguntan al ver pasar mi cáscara de centauro.
-Ah, el hijo de Rosas.
-Pero cómo ¿es que Rosas tiene un hijo?¨

5 hombres (segunda edición)



Novela reeditada en 2009 (El Emporio Ediciones)

¨Que los besos de su madre siempre fueron ligeros no era la primera vez que lo lamentaba, pero sí la idea de que tal vez en ese roce breve y frío estuviera encerrada la clave de todo lo que después, en el nudo de su corazón, quedó irresuelto.¨

5 Hombres (primera edición)




Novela publicada en 1984 (Lerner)

¨...no había límites, sexo en su estado más puro, vivirlo es una experiencia terrible, encontrarnos a mitad de camino y descubrir que somos otra persona, abrazarse de pronto a un desconocido y darle todo, estrujar el fenómeno de la carne, la afinidad de la piel, abandonarse...¨

De guerreros y fantasmas



Novela publicada en 1998 (Ediciones del Boulevard)

¨No le importó que ese hombre fuera o no fuera suyo. Tampoco haría nada por lograrlo. De ser necesario estaba dispuesta a compartirlo con todo un continente en emergencia.
Aquella noche, Clara supo que su corazón pertenecería a Hernani hasta el último aliento de su vida¨.

Para ahogar un loco amor



Novela publicada en 1993 (Lerner)

Muchos recuerdan cuando Rolanda y Bernar recorrían fiestas y calles de Córdoba.
Poblaban la noche, subían a los autos.
Ella, uno menor que su hermano, tenía alrededor de 20 años. Asustaba su vehemencia.

Nosotras, la otra mitad de la historia




El lunes 8 de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer doy una charla en el Auditorio del Colegio de Escribanos (subsuelo), 27 de Abril y Trejo, a las 20 hs.
Nosotras, la otra mitad de la historia es el Título de mi charla.
En la mujer reside la esperanza de un mundo mejor.

Fotografía: Mariana Costa. www.marianacosta.com.ar

Autobiografía breve para los que no me conocen:

“Nací un día, un mes y un año, a tal hora. Soy cordobesa y escribo. Ob-viamente, sexo femenino, adulta, más bien alta, nacida rubia, pero luego, por efectos de la oxidación y la innegable coquetería, las tinturas me transforma-ron en castaña rojiza. Ojos claros.
La historia me encuentra sentada en un hueco cavado en la tierra, y hay un libro entre mis manos. Es la imagen que tengo de mí misma en el exacto momento en que vislumbré el tremendo desafío que era la vida. Tenía ocho años. Apenas regresaba del colegio de las monjas, me quitaba el uniforme azul y me disponía a cumplir con el rito. Primero, tomar la merienda que me servía mi madre: enorme tazón de café con leche, acompañado por tostadas de pan untado con dulce y manteca. Luego, buscar el libro que estaba leyendo y co-rrer a sentarme en el hueco que mi fox-terrier había cavado en la tierra, debajo del ligustrino en el patio del fondo. Por un rato él me cedía el hueco a cambio de que le acariciara el lomo mientras le leía en voz alta uno que otro fragmen-to. Es decir, compartíamos el cubil y también la magia, que era como compar-tir la verdad y el tesoro… “.

Si te interesa, lo que sigue podés encontrarlo en la página 6 del suple-mento Temas de La Voz del Interior, publicado el domingo 30 de agosto de 2009.

No es fácil amordazar al poeta que llevamos dentro

Dicen que debajo de la narradora escondo un poeta. No lo combato porque marca el estilo de mi prosa, pero trato de evitarlo. Sin embargo, aflora en cada línea que escribo.
Griselda Gómez, la “gripoe”, querida amiga, poeta y periodista de “La Mañana de Córdoba”, me llama por teléfono y me dice: Fijate en ese fragmento de la página 48 de tu novela “5 Hombres”. Y lee:

“Pensé en lo que me había costado llegar, y no había llegado a ninguna parte. Tenemos siempre la edad de la guerra, pendulando entre el horror y la menti-ra. Me abrí camino por los títulos prohibidos y el polvo de la literatura lícita; luché contra la soledad y el pecado; enhebré los misterios del rosario con los de mi propia carne y sólo recibí vacío a cambio. Supliqué afecto, sin advertir que los otros también habían sido atacados, pero igual, o peor que yo, sobrevi-vían en una maqueta a medio terminar entre el caos y el castigo.
Sólo queda el amor de mi madre. Siempre el amor de mi madre”.

(Lo dice Ana, la mujer alrededor de la cual giran los cinco hombres).

Otro poeta, ex amigo, supo señalar esto en la página 258 de mi novela “De guerreros y fantasmas”:

“Apoyada contra el auto da comienzo a la ceremonia. Es la misma ple-garia, siempre:
El perfil inclinado del Colchiquín acuna tu sueño. Tanto fuiste, que hoy tus cenizas alimentan la montaña. Tu lecho es roca y tierra. No estás solo, los dioses del antiguo volcán te cuidan.
Tu nombre y tu recuerdo, ceniza de tus huesos y tu carne, y la ropa que llevabas aquella madrugada, y las alpargatas blancas que te pusimos, para que emprendieras el viaje vestido como siempre te vimos en tu paisaje de tierra rojiza.
Y el aire no sabe que es octubre
ni la luz
sin embargo, la rosa
y el pájaro”.

Lo escribí como una elegía a la muerte de Gustavo Roca, mi marido, ocurrida en diciembre de 1991.
Cada vez que voy a Totoral, pasando Barranca Yaco, desde la ruta miro el lejano perfil de las Sierras Chicas y busco la silueta inclinada del Colchi-quín, y pienso:
Ahí, en Ongamira, esparcimos tus cenizas, en ese huerto de ciruelos y manzanos, atravesado por un arroyo transparente. Ahí estás, y me ves pasar por la ruta rumbo a Totoral, todavía viva.

Hay más poesía camuflada entre mi prosa, pero por ahora es suficiente. Volveré sobre el tema.